Cinco grandes preguntas sobre los vínculos de Trump con EpsteinEricks Webs DesignEricks Webs Design

Un informe del Wall Street Journal publicado el jueves por la noche añadió un nuevo foco a la relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el fallecido agresor sexual convicto Jeffrey Epstein.

El Journal informó que la socia de Epstein, Ghislaine Maxwell, pidió a Trump y a muchos otros que enviaran cartas para un álbum de cumpleaños de Epstein en su 50º cumpleaños en 2003.

Según el Journal, una carta de las cartas, con el nombre de Trump, incluía un bosquejo lascivo de una mujer desnuda y una conversación imaginaria entre Trump y Epstein. En la conversación, los dos hombres reflexionan sobre cómo comparten algún tipo de conocimiento secreto sobre el hecho de que hay “más en la vida que tenerlo todo”.

“Feliz cumpleaños, y que cada día sea otro maravilloso secreto”, concluye Trump en esta conversación imaginaria, según el Journal.

El presidente negó haber escrito la carta y, el viernes, presentó una demanda por difamación contra el editor del Wall Street Journal y los reporteros que escribieron la historia.

“Eso no soy yo. Esto es una cosa falsa. Es una historia falsa del Wall Street Journal”, dijo Trump al Journal en una entrevista anteriormente esta semana. “Nunca hice un dibujo en mi vida. No dibujo mujeres”.

Trump añadió en una publicación en redes sociales después de que se publicara la historia: “Esas no son mis palabras, no es mi forma de hablar. Además, no dibujo”.

No es un secreto que Trump y Epstein eran amigos en el periodo anterior a que Epstein fuera acusado de consumir y gestionar prostitución a mediados de la década de 2000. Hay muchas fotos de ellos juntos.

Pero el nuevo informe —junto con las exigencias de Trump de que sus seguidores dejen de preguntar sobre Epstein tras el mal manejo de las revelaciones prometidas por parte de su Gobierno— ha reavivado el interés en el asunto.

Ahora, Trump ha cedido un poco respecto a la divulgación, e instruyó al Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) a que pida la desclasificación de “toda y cualquier declaración relevante ante el jurado investigador, sujeta a la aprobación de la Corte”. (El DOJ inició ese proceso el viernes, pero es posible que eso no revele mucho ni suceda pronto, dado que normalmente la declaración ante el jurado investigador se mantenga en secreto. Y ese testimonio es solo una pequeña parte de la información relevante).

Entonces, ¿qué sabemos hasta ahora sobre la relación entre Trump y Epstein? Aquí algunas preguntas clave.

Hay señales contradictorias al respecto. Y el intento forzado de Trump por minimizar sus vínculos han generado muchas preguntas.

Después de que Epstein fue arrestado y acusado de tráfico sexual de menores en 2019, Trump se distanció de él.

“Bueno, lo conocía como lo conocían todos en Palm Beach”, dijo Trump a los reporteros durante su primer mandato. “Quiero decir, la gente en Palm Beach lo conocía. Era una figura en Palm Beach. Pero me distancié de él hace mucho tiempo. No creo haber hablado con él en 15 años. No era fan”.

Trump luego repitió dos veces más que no había sido “fan” de Epstein.

Su relato de no haber hablado con Epstein desde los años 2000 está respaldado por distintos informes. El Washington Post informó que los dos hombres tuvieron un distanciamiento mientras competían por la misma propiedad frente al mar en Palm Beach en 2004.

Eso situaría el distanciamiento antes de que Epstein comenzara a tener serios problemas legales; en 2006, Epstein fue acusado de solicitar una prostituta, y ese mismo año surgieron informes de que estaba siendo investigado por supuestamente tener relaciones sexuales con menores.

Pero la sugerencia de Trump de que su relación con Epstein era más incidental y su afirmación de que “no era fan” de Epstein sí ha sido puesta en duda, incluso por comentarios del propio Trump.

Su relación parecía remontarse a la década de 1980. Según registros de vuelos, Trump viajó en los jets de Epstein entre Palm Beach y Nueva York. Socializaban en las propiedades del otro. El New York Times informó que, en 1992, Mar-a-Lago fue sede de un concurso de “chicas de calendario”, a la que unas dos decenas de mujeres fueron llevadas en avión. Pero los únicos invitados presentes eran Trump y Epstein, según un empresario de Florida que organizó el evento, George Houraney. (La Casa Blanca de Trump decidió no hacer al Times para esa historia de 2019).

De forma más infame, Trump en 2002 le dijo a la revista New York que Epstein era un “tipo estupendo”.

“Es muy divertido estar con él”, dijo Trump. “Incluso se dice que le gustan las mujeres bellas tanto como a mí, y muchas de ellas son bastante jóvenes. Sin duda alguna: Jeffrey disfruta de su vida social”.

Sam Nunberg, exasesor de Trump, dijo al Washington Post en 2019 que había presionado a Trump sobre sus lazos con Epstein en 2014, cuando Trump estaba considerando postularse para presidente.

“En resumen, Donald salía con Epstein porque era rico”, dijo Nunberg, al asegurar que Trump rompió la relación hacía mucho tiempo.

Cuán cercanos eran exactamente Trump y Epstein no está del todo claro. ¿Era solo una situación en la que hombres poderosos ocasionalmente se juntaban de fiesta y compartían el avión privado de Epstein porque eso es lo que hacen los ricos? Estas son situaciones sociales difíciles de comprender para la mayoría de los estadounidenses.

Pero incluso si fuera cierto que Trump realmente “no era fan” de Epstein, él mismo ha hecho otras afirmaciones dudosas.

En enero de 2024, dijo en redes sociales: “Nunca estuve en el avión de Epstein…”. Pero de hecho, los registros de vuelo ya habían demostrado que Trump voló en él siete veces en la década de 1990.

Trump también afirmó en 2019 que no “conocía al príncipe Andrew” del Reino Unido, quien ha sido objeto de acusaciones relacionadas con Epstein, a pesar de varias fotos que lo muestran junto al duque de York.

Trump suele mentir y engañar en sus declaraciones públicas. Y ciertamente tiene motivos para restar importancia a sus lazos con Epstein. Pero ir demasiado lejos en esa dirección socava tu credibilidad y alimenta la sospecha sobre lo que podría estar ocultando.

Precisamente, no está claro cuál será la implicancia de la historia del Journal en el futuro, aunque ya encolumnó los ‘influencers’ MAGA que fueron críticos con el manejo de los archivos de Epstein por parte del Gobierno , del lado de Trump.

La idea de que Trump enviaría una carta para el álbum de cumpleaños de Epstein no es tan sorprendente, dado que en ese momento aparentemente estaban en buenos términos (2003) y que, según se informa, se solicitaron decenas de esas cartas. La idea de que Trump fue lascivo en esa carta también tiene sentido, dada su historia. (Ver: La cinta de “Access Hollywood”).

Pero Trump —y muchos de esos defensores públicos— han dicho que esto no suena propio de él ni como algo que él haría.

La activista de extrema derecha Laura Loomer —que había pedido que el gobierno nombrara un fiscal especial para investigar el manejo de los archivos de Epstein— rápidamente salió en defensa de Trump el jueves por la noche. “Todos los que REALMENTE CONOCEN al presidente Trump saben que él no escribe cartas a máquina. Él escribe notas en rotulador negro grueso”, publicó en X.

Pero aunque Trump sostiene que no hace dibujos, sus bocetos ya han aparecido en el pasado. Un boceto firmado por Trump del skyline de Manhattan se vendió en una subasta en 2017 por más de US$ 29.000. (Según informes, el boceto era de 2005, dos años después de la carta en cuestión.) Otro boceto de Trump de la década 1990 del Empire State Building también se subastó ese mismo año.

Y Trump relató en un libro de 2008 que donaba cada año un garabato autografiado a una organización de caridad.

Por supuesto, nada de eso prueba que él haya escrito esa carta ni dibujado la imagen adjunta. Pero de nuevo, Trump está socavando su propia credibilidad. ¿Por qué mentir sobre hacer garabatos, especialmente cuando es fácilmente refutable?

Y es posible que podamos saber más sobre esto. Se ha hablado de la posibilidad de que Maxwell —quien, según el Journal, solicitó la carta— testifique ante el Congreso.

Los intentos de Trump por silenciar las conversaciones sobre Epstein no han hecho más que aumentar la sospecha en algunos sectores de que su nombre podría estar en los archivos que su Gobierno no quiere presentar.

Ya sabemos que el nombre de Trump estaba en los registros de vuelo de Epstein. Un libro de direcciones personal de Epstein que se filtró en 2009 contenía 14 números de teléfono de Trump, Melania Trump y miembros del personal de Trump, según informaron medios. Un registro en 2005 de la mansión de Epstein en Palm Beach produjo dos mensajes escritos sobre llamadas telefónicas de Trump.

Así que, no es inconcebible que él esté en los archivos que sus partidarios han estado reclamando. Por supuesto, el simple hecho de ser nombrado no significaría que Trump haya hecho algo malo. Pero podría crear dolores de cabeza políticos —como demuestra la reacción a la historia del Journal— y como lo demuestra la renuencia muy pública de Trump a publicar más documentos.

Elon Musk, exalto asesor de Trump, publicó el mes pasado, mientras arremetía contra Trump, que el presidente efectivamente estaba en los archivos de Epstein: “Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”.

Sin embargo, Musk no proporcionó pruebas de sus afirmaciones y luego eliminó la publicación.

El martes le preguntaron a Trump si la secretaria de Justicia, Pam Bondi, le había dicho que su nombre estaba en los archivos, y eligió no responder directamente.

“Ella nos ha dado solo una pequeña presentación rápida sobre la credibilidad de las diferentes cosas que ha visto”, dijo Trump.

El comentario de Trump en 2002 sobre el gusto de Epstein por las mujeres “más jóvenes” también lo ha perseguido, porque alimenta las teorías de que podría haber sabido algo sobre lo que estaba haciendo Epstein.

Eso sigue siendo especulación y algo no probado. Trump tampoco dijo nada sobre menores de edad; sólo se refirió a “mujeres” jóvenes.

Pero las preguntas sobre quién sabía qué y cuándo ocurrió, respecto a la conducta de Epstein, han estado planteadas por mucho tiempo. La propiedad Mar-a-Lago de Trump fue escenario de algunos de las infamias de Epstein. Y las conexiones sociales de Epstein y Trump a menudo giraban en torno a mujeres.

Según el relato de Nunberg en 2019 para el Washington Post, Trump dijo que prohibió a Epstein la entrada a Mar-a-Lago por mala conducta. Nunberg aseguró que Trump dijo que lo hizo porque Epstein había reclutado a una joven que trabajaba allí para que le diera masajes. Esto ocurrió años antes de que la investigación sobre Epstein se hiciera pública, según el Post.

“Es un verdadero depravado, lo prohibí”, dijo Nunberg que Trump le había dicho.

Múltiples informes, incluido un libro de 2020 de reporteros del Miami Herald y Wall Street Journal, han vinculado la prohibición de Epstein de entrar en Mar-a-Lago con supuestos acercamientos a la hija adolescente de una de las personas que trabajaba en la propiedad.

La difunta víctima de Epstein, Virginia Giuffre, dijo que fue reclutada para la red de tráfico sexual mientras trabajaba en Mar-a-Lago en 2000.

Houraney también le dijo al Times en 2019 que le expresó a Trump su preocupación sobre la conducta de Epstein antes de ese evento de “chicas de calendario” en 1992.

“Le dije: ‘Mira, Donald, conozco muy bien a Jeff, no puedo tenerlo detrás de chicas jóvenes’”, dijo Houraney. “Él dijo: ‘Mira, estoy poniendo mi nombre en esto. Yo no pondría mi nombre y tendría un escándalo’”.

Trump parece haber sido útil para quienes investigaban la conducta de Epstein, pero sabemos poco sobre lo que dijo porque nunca fue sometido a declaración. Un abogado de las presuntas víctimas de Epstein dijo que Trump en 2009 estaba muy dispuesto a ser entrevistado.

El abogado, Brad Edwards, dijo que Trump “no dio ninguna indicación de que estuviera involucrado en algo indebido”.

Mientras que en 2019 Trump se distanció rápidamente de Epstein, sus comentarios al año siguiente después de que Maxwell fuera acusada fueron diferentes y algo extraños.

“Pero le deseo lo mejor, sea lo que sea”, dijo Trump a los periodistas a finales de julio de 2020.

A pesar de las críticas significativas —por desearle lo mejor a una acusada (y luego condenada) traficante sexual de menores—, un par de semanas después Trump repitió e insistió cuando el entonces reportero de Axios Jonathan Swan lo presionó sobre lo extraño que sonaba eso.

“Sí, le deseo lo mejor”, le dijo Trump a Swan. “Te desearía lo mejor. Le desearía lo mejor a mucha gente. Buena suerte. Que prueben que alguien fue culpable”. Trump añadió, cuando se le volvió a preguntar: “Le deseo lo mejor. No le deseo nada malo. No le deseo nada malo a nadie”.

Incluso para un presidente que a menudo dice cosas extrañas, esto está entre sus comentarios más desconcertantes.

The-CNN-Wire
™ & © 2025 Cable News Network, Inc., a Warner Bros. Discovery Company. All rights reserved.