¿Qué es la depresión navideña y cómo se diferencia de la depresión estacional?

Las fiestas navideñas, repletas de cenas, regalos y compromisos, pueden ser una fuente de estrés. En este contexto, el estrés y la ansiedad a menudo se entrelazan con emociones como la tristeza, la nostalgia y la irritabilidad. Sin embargo, los especialistas explican que lo que comúnmente se conoce como “depresión navideña” no es un trastorno psicológico, sino un estado de ánimo negativo temporal que surge de las expectativas y el entorno típico de esta temporada.

Este estado emocional puede manifestarse en forma de melancolía, ansiedad, irritabilidad o apatía, y generalmente desaparece tras las festividades. Por otro lado, la depresión estacional —reconocida clínicamente como trastorno afectivo estacional— tiende a aparecer con mayor frecuencia en otoño e invierno, debido a la menor exposición a la luz solar, y normalmente mejora en la primavera y el verano.

“Es algo persistente, que no dura solo un día o unas pocas horas en respuesta a un factor estresante, sino que se mantiene presente todo el día, todos los días. Esa es la principal diferencia, se siente así durante dos semanas o más”, explica la doctora psiquiatra Laura Halpin de Kaiser Permanente.

Los profesionales de la salud subrayan que los síntomas de la depresión estacional incluyen tristeza persistente, ansiedad, falta de energía, aumento del apetito, alteraciones en el sueño y pérdida de interés en actividades cotidianas, así como aislamiento social. Esta condición se asocia con cambios en la melatonina y el ritmo biológico, afecta con mayor frecuencia a las mujeres y puede comenzar en la adolescencia o en la adultez.

“Como resultado de estos síntomas, las personas pueden dejar de sentirse motivadas. Pueden aislarse, ya que cuando intentan realizar actividades, no se sienten bien, lo que les lleva a preguntarse: ¿por qué esforzarse por hacerlas?”, añade la doctora Halpin.

Para prevenir o aliviar estos síntomas, se recomienda aumentar la exposición a la luz natural, mantener una rutina de ejercicio regular, seguir una alimentación saludable, dormir adecuadamente y buscar ayuda profesional cuando sea necesario.

Los especialistas en salud aconsejan que, si observa que un ser querido no muestra mejoría o si los síntomas persisten, es fundamental consultar con un médico para una evaluación adecuada.